Abro lo ojos,
esta oscuro todavía, la alarma todavía no suena, siempre despierto antes de que
suene, pero cada noche la activo a la misma hora, porque más vale ser precavida,
la desactivo antes que suene. Son 4:45 am, me quedo acostada un rato más, las colchas
están tibias y se sienten rico, escucho la respiración acompasada de mi esposo
que sigue durmiendo. Hace frio, los días han estado nublados y ha llovido. El
huracán Bud pegó del lado del pacifico afectando a Michoacán, Colima, Guerrero
y Jalisco. Me levantó, me desperezo, me estiro, me calzo las sandalias de casa,
me pongo mi bata y bajo las escaleras, me dirijo a la cocina y comienzo a
preparar el desayuno, hago jugo verde, ese que se prepara con jugo de naranja,
apio, piña y nopal. La licuadora hace un escandalo terrible en el silencio de
la todavía callada colonia en que vivo. Mi esposo tal vez por el ruido del
electrodoméstico, se despierta, escucho desde la cocina que entra al baño,
escucho la puerta cerrarse y escucho que se abre la regadera. Me pongo a
tararear, y la cocina se llena del aroma del café que se esta preparando en la
cafetera. Colocó el mantel en la mesa y sirvo el desayuno, me dirijo al pie de
la escalera y hablo con voz alta: Amor ya esta el desayuno apúrate porque se
enfría. Escucho que me dice -ya voy. Me siento y me sirvo el café, sorbo la
primera probada, me sabe delicioso, llena mi lengua el sabor amargo y mi
cerebro se despierta, siento el calor en mi garganta y pecho al bajar por mi
faringe y su calor llena mi estómago. Mi esposo se sienta a la mesa y engulle
el desayuno con bocados grandes. Yo todavía no termino y el se levanta y corre
al baño a lavarse los dientes. Baja de prisa y me dice - ya me voy amor, nos
vemos en la noche. Me levanto le abrazo y le doy un beso en su boca y le digo -
si hijo, cuídate, nos vemos por la noche. Me quedo parada en la puerta, hasta
que termina de sacar su automóvil, abre la puerta del auto esta por bajar y le
digo - yo cierro, se despide y se aleja por la calle, me quedo parada viendo
como se va hasta que dobla la esquina y desaparece de mi vista. Cierro la
puerta del garaje y entró a casa, esta tibia, a fuera la temperatura está baja.
Termino el desayuno y lavo los trastes, subo, tiendo la cama, tomo mi toalla y
me dirijo al baño. El ambiente este húmedo, las gotas de agua escurren por las
paredes y el espejo esta empañado. Corro el cancel de la ducha y abro las
llaves, el agua empieza a caer. Cae tibia, mi esposo siempre se acaba el agua
caliente, y siempre me baño con el agua tibia. Salgo del baño, elijó que
vestir, unos pantalones de mezclilla corte tipo skinny, me pongo una blusa de
manga larga azul marino con estampados de flores, el cuello es corte en “V” y
un saco blazer color azul también marino con botones dorados. Me calzo las sandalias
negras de tacón de aguja, destalonadas, con tiras cruzadas, me gusta como se
ven mis dedos pintados de rojo Unbreakable Heart de “Sally Hansen”. Me gusta
sentir el material frio y acolchonado del zapato, adoro como se siente, suaves,
mmm ricos. Desde luego no pueden faltar el maquillaje y el perfume; elijo Dune
de Dior. Bajo las escaleras y escucho el taconeo y el clap, clap del puente al
chocar con la planta de mis pies. Voy al trabajo, el día esta nublado, siento
el viento frio en mi rostro y lo siento en mis pies al salir, entre mis dedos,
en mis tobillos. Siempre me han gustado esas sensaciones en mis sentidos, el
sol, el viento, el frio sobre mí. Pongo la radio, me gusta escuchar música
mientras manejo, a veces pongo las noticias, pero prefiero la música. “El favor
de la soledad” inicia, canta Gloria Trevi con mucho sentimiento a través de la
estación en FM que elegí. Vaya que hay tráfico, es hora pico, todos van al
trabajo o a dejar a sus hijos a la escuela. Yo mientras tarareo lo que escucho.
Llegó al trabajo, me estaciono y apago el automóvil y la canción “Perdóname” de
Camilo Sesto queda inconclusa. Entro a la oficina son 7:50 am, enciendo la
computadora del trabajo y me dispongo a otro día de actividad. Inicio mis
labores, mis compañeros de trabajo comienzan a llegar también. Hola Alejandra
¿cómo estás?, -Bien Lety, contesto; Leticia es la recepcionista. También llega
Masiel, la arquitecta que se encarga de dibujar los planos; me maravillo de su
habilidad para manejar el autocad y la rapidez con que domina el programa.
También llega Sara la contadora y el administrador, el Lic. Juan Pablo. Al rato
llegará “Shrek”. ¿Quién es Shrek?, pues es obvio, mi jefe, el Ing. Enrique. Es
un sobrenombre que se me ocurrió porque es un ogro, siempre esta mal humorado y
tiene un carácter vólatil. Es alto y con sobre peso, un hombresote de 1.90m de
estatura y como 150kg de peso, sus brazos peludos y fuertes, su pelo ya
entrecano, utiliza las camisas por fuera del pantalón debido a su abdomen, como
dije Shrek. Al rato, comenzará a llamarme a su oficina a pedir y pedir cosas.
No me quejo, para eso estoy, para servir, pero me gustaría que me dejara
terminar algo. Me pide algo y al rato me llama y pide otra cosa. Yo soy la
ingeniera de costos. Mi trabajo es hacer análisis de costos y precios
unitarios. Llevo el control de las estimaciones, compras, y atiendo a los
clientes, aunque siempre he pensado que esa debería ser labor del Lic. Juan
Pablo, pero por alguna razón los clientes acuden a mí.
-Alejandra
puedes venir.
-Si ingeniero,
¿qué pasa?
-Siéntate,
necesito el presupuesto de la torre Axial, también hay que recotizar el acero,
esta subiendo mucho. Háblale al Lic. Victor Hugo a ver si nos pueden respetar
el precio. Oye ya entregaste la estimación de la obra Helios, necesitamos
cobrar.
-Si Ingeniero ya
la estoy terminando.
Cruzo las
piernas, siempre me siento y cruzo las piernas, no sé por qué y cómo siempre
apunto el pie para adelante y comienzo a sacudir y a jugar con el zapato,
nervios, estrés, no lo sé. Shrek se queda viendo mi pie jugando con el zapato,
siempre lo hace y sin ningún disimulo, lo observa sin ningún pudor y menciona -
que bonitos están tus zapatos, Alejandra.
-Gracias ingeniero.
-Se ven bien tus
uñas, que bonito color.
-Gracias
ingeniero, vuelvo a decir.
Sigue y sigue
pidiendo cosas, y yo apunto en mi libretita para que no se me olvide algo. Sus
ojos siguen en mis pies.
-Bueno apúrate,
necesito que quede todo hoy.
-Si ingeniero.
Hay veces en que
se levanta y puedo a preciar un enorme bulto en su entrepierna y debajo de su
pantalón. Creo que es obvio que tiene una fascinación fetichista por los pies,
aunque a veces siento un poco de incomodidad por ser la causa de esa reacción
de su entrepierna. Al principio, cuando me daba cuenta de su mirada en mis pies
y zapatillas, descruzaba la pierna y juntaba los talones, pero ha pasado tiempo
y me he acostumbrado a su mirada insistente, a veces puedo a preciar que lo que
ve le gusta, le fascina, a veces puedo ver una expresión lasciva, de lujuria y
no puedo dejar de pensar ingeniero rabo verde (expresión que se usa en México
para designar a alguien mayor pero que sigue de facilote).
Regreso a mi
escritorio e inicio con las incontables tareas que me encomendaron,
interrumpidas por las llamadas telefónicas constantes de clientes y proveedores
y desde luego por Shrek que vuelve a pedir que vaya a su oficina para solicitar
algo más.
¡Uf!, que mañana
tan ajetreada.
-Alejandraaa,
puedes venir.
-Si ingeniero
voy.
Masiel sonríe y
Lety también. Sara menciona -ni modos Ale, a la guerra de nuevo.
Que molón es el
jefe, dice Leticia, te compadezco.
Y así llega el
fin de la mañana. Vaya que rápido se acabó, ya son las 2:00 pm hay que ir a
comer. Salgo con mis compañeras. El día sigue nublado, el cielo esta gris y al
fondo se ven unas nubes negras que amenazan con tormenta. Sin embargo el día
esta caluroso, el sol de verano oculto por las nubes negras no deja de calentar
con impiedad, el aire esta caliente, hay bochorno, y la resolana quema, siento
las plantas de mis pies con sudor y se me resbalan asía adelante del calzado. Llegamos
al restáurate donde siempre comemos, siempre pedimos la comida corrida. Hoy elegí
caldo de pollo con verduras, arroz (ese no es opcional, siempre es el segundo
plato) y elijo calabacitas rellenas con queso con ensalada de lechuga,
jitomate, cebolla, aguacate y frijoles refritos. Mis compañeras y yo platicamos, de cosas, de
problemas, de la vida cotidiana. Sara comenta, -¡Ay! no, estoy tan cansada, hay
que trabajar, hacer las labores del hogar al llegar, mirar a los hijos, que si
ya hicieron la tarea, que tengan el uniforme listo para la escuela, dar de
cenar a la familia y luego después de tanto, todavía por las noches el chingado
numerito con el marido cuando ya quiero dormir y descansar. Todas reímos, Masiel
dice, -Ay no, a mí me tiene que cumplir, sino me cumple me enojo, tiene que
darme todos los días. Mis compañeras se quedan con la boca abierta y preguntan incrédulas
¿Todos los días? Masiel ríe y dice -sí, claro, yo no le perdono que me deje sin
sexo, si es así se mete en muchos problemas. La plática comienza en relación a
las experiencias sexuales que hemos tenido, de las parejas intimas, de cómo nos
gusta el miembro del hombre. De la primera vez y con quien fue. Me quedo con la
boca abierta cuando Masiel menciona que ha estado con ocho parejas íntimas. ¡OCHO!,
guau, si que no ha perdido el tiempo. Sara menciona que tres, Leticia dos y yo
con tres también, pero ocho, sí que estamos asombradas. Masiel nos dice que empezó
a tener sexo a los 14 años, que ha esa edad tuvo su primera relación sexual,
ahora tiene 28 y con cada novio que tuvo termino teniendo sexo. A mi me encanta
el sexo, dice con mucho orgullo. Realmente es bonita Masiel, muy femenina, se
viste bien y se maquilla muy bien y siempre usa unos tacones altísimos pero
cerrados, es agradable, risueña, un poco llenita por los dos hijos que ha
parido, pero realmente tiene un cuerpo voluptuoso, quizá de todas nosotras es
la que mejor lo tiene. La hora de comida termina y regresamos a la oficina,
platicando y riendo.
Inicio
nuevamente mis labores, voy a la mitad de la lista de tareas. Pongo música por
Spotyfi y conecto los audífonos para no molestar a los demás. Tarareo las
canciones que escucho, estoy concentrada en mis labores, con la mirada atenta y
fija en el monitor de la computadora, pero de pronto mi mirada capta una señal,
levanto la vista y Lety me esta haciendo señas, me quito los audífonos y
escucho a Shrek, - Alejandraaa, puedes venir. -Voy Ingeniero.
Empieza a
llover, se descarga la tormenta, llueve sin cesar y de manera intensa, se escucha
el golpeteo de las gotas de lluvia en las ventanas de la oficina. Las labores continúan,
hasta que la hora marca 5:50 pm, que bien es casi la hora de salir, comienzo a
guardar los programas y a cerrar la computadora. Mis amigas de trabajo empiezan
a despedirse, se dirigen a la oficina de Shrek y le dicen -algo mas Ingeniero,
el dice -no, no, gracias, nos vemos mañana. Estoy por despedirme del jefe,
arreglando unos papeles, cuando escucho Alejandraaa, puedes venir. Son las
6:03, la salida es a las 6:00 pm, -Voy Ingeniero.
-Dígame, ¿qué pasa?
-Necesito los
estados de cuenta actualizados, pero me urgen ahorita por favor.
-Si, ingeniero.
Salgo de su
oficina, mis compañeras se despiden de mí, Lety me dice -que te sea leve. Les
digo que descansen, nos vemos mañana.
Vuelvo a
encender la computadora y comienzo a realizar lo que se me solicito. Se lo
llevo a su oficina, pero me pide unas correcciones, al cabo de tres intentos me
dice que así esta bien. ¿Es todo ingeniero?, ¿algo más?. -No, no ya puedes
retirarte, gracias, nos vemos mañana. -Hasta mañana ingeniero.
Regreso a mi
lugar y cierro mi computadora, el reloj marca 6:57pm.
Me retiro, salgo
de la oficina, la tarde noche esta fría, hay viento, me pega en mi rostro, me
agrada esa sensación y siento el fresco en mis pies también. Subo a mi auto y
retorno a mi hogar, pero hay que pasar primero al super, por algunas cosas que
faltan en casa, y comprar pan para la cena también.
Giro la lleve en
la cerradura, abro la puerta, el ambiente esta tibio, agradable, escucho arriba
de las escaleras la televisión, mi esposo ya llegó. Cierro la puerta de mi casa
y en voz alta digo: -Amoor ya llegué. Escucho a lo lejos -Si mi vida.
Vaya 8:45 pm. Me
pongo a preparar la cena. Nuevamente voy al pie de la escalera y digo en voz
alta – Amor la cena esta lista, baja por favor, escucho que dice -Voooy.
Me siento a la
mesa y escucho sus pasos bajando. Hola cielo, ¿qué tal te fue?, me pregunta,
Bien amor y a ti ¿qué tal?, contesto. Platicamos sobre nuestro día, de los
problemas en el trabajo, de lo que nos sucedió y veo a mi negrito (así le digo
de cariño) sentado comiendo su cena con mucho apetito, ha decidido dejarse la
barba, la verdad es que a mi me gusta mas sin barba. Y le contemplo y siento
ternura por él, y me doy cuenta que le amo y me pregunto cómo es que quiso
casarse con esta mujer que le lleva 10 años de edad. La cena termina y él dice
-puedo subir amor, -claro le contesto. Me quedo lavando los trastes y
levantando la mesa y limpiando la cocina. Al rato subo, mi esposo esta acostado mirando
la televisión, con el control en las manos, es de los que ve todo y nada, de
los que le cambian y le cambian a los canales. Me dice oye la camisa de cuadros
beige la tengo planchada, - le contestó no amor, -oye es que me la quería llevar
mañana, - le contestó tienes otras planchadas, -por favor plánchala, ¿Si?. -Si
amor, contesto, bajo al cuarto de huéspedes donde esta el burro de la plancha y
comienzo a planchar su camisa, y aprovechando decido planchar algo mas para
bajarle al cesto de ropa. Estoy tarareando, de pronto siento dolor en los pies,
no me he quitado los tacones, regreso con su camisa planchada y la cuelgo en el
picaporte de la puerta de nuestra recamara. Mi esposo duerme, la luz del cuarto
esta apagada, iluminada por el resplandor de la televisión que sigue encendida.
Con cuidado y sin hacer ruido, me cambio, me pongo mi camisón para dormir, y
por fin me descalzo de los tacones y me pongo mis sandalias de casa, guau que
descanso, me voy al baño a desmaquillarme, antes le bajo el volumen al televisor.
Regreso, activo la alarma para mañana, 12:45 am de la madrugada marca el reloj.
Apago la televisión y quedo envuelta en la oscuridad y escucho el ritmo
acompasado de la respiración de mi compañero de vida. Me envuelvo en las
sabanas de la cama, se siente tibia, calientita. Me quedo dormida, al rato
siento que mi esposo se acurruca junto a mí, a mis espaldas, entre cruza sus
pies en los míos, siento su cuerpo caliente junto al mío, su rostro cerca de mis
cabellos, en mi nuca, y de pronto mete su mano entre mi camisón y la coloca en
uno de mis pechos, siempre hace eso, no se como lo logra, siento su mano
caliente posarse en mí. No sé qué hora será, sigue oscuro y así me quedo dormida
de nuevo, para iniciar la batalla de todos los días otra vez.